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HÖNEVO |
Esta semana comienzan los ensayos por parte de los finalistas y el día 30, con motivo del Día Internacional para la Memoria de las Especies Extinguidas, tendrá lugar la final en la sede de la escuela de fotografía MAPHOTO.
En Why On White hemos querido entrevistar a HÖNEVO para que nos cuente en qué consiste el festival y qué podremos ver durante la celebración del mismo.
¿En qué consiste BIONIC Festival?
El Bionic Festival es un evento que une danza, música y árboles móviles, para generar un nuevo lenguaje artístico entre personas y especies botánicas. Es una nueva forma de entender el arte, una nueva perspectiva, porque el artista comparte escenario con otro ser vivo. Es un arte bi-hemisférico, donde el ser humano deja de ser el centro de su propio discurso y se abre un nuevo horizonte de diálogo con plantas, generando una nueva expresividad entre personas y otros seres vivos. Es necesario que el Arte y la Danza abran camino a un planteamiento más orgánico y estimulante de la cultura.
¿Qué crees que aporta BIONIC Festival al panorama artístico actual?
Frescura, ingenuidad, magia y sobre todo una verdadera utopia. En un mundo en el que las personas nos relacionamos con tantos objetos y robots a lo largo de un día, es alucinante que la gente se sorprenda de poder bailar con un árbol, hemos perdido la perspectiva de lo que es la verdadera innovación, y el Bionic festival nos ayuda a conectar con otro ser vivo, de igual a igual, es una ruptura del antropocentrismo contemporáneo, donde la creación o discurso solo puede construirlas el hombre. Aquí el discurso también lo integra y lo moldea el árbol. Aun siendo más estático que los bailarines, produce miles de vibraciones en sus hojas y ramas y nos da una visión del mundo natural, algo que la cultura pop ha desterrado.
¿Cómo surgió una idea tan original y rompedora como hacer bailar a las plantas?
Para contestar a esta pregunta os voy a remitir a un vídeo que realizaron los amigos de Yorokobu cuando surgió la propuesta y que explica en un minuto y poco como empezó todo.
Aunque si queréis una explicación más completa, la tenéis en mi blog.
¿Cómo crees que puede influir el arte en la relación entre seres humanos y naturaleza?
En purificar y reciclar nuestro estado general de tanta representación post-pop y de cultura trash. La Fuente o urinario de Duchamp ha cumplido este año un siglo: 1917-2017. Empezó como una broma de lo que se estaba gestando en la industrialización, y la cultura y el mundo del arte lo han tomado como mantra y herramienta justificando como arte verdadera basura en los últimos 100 años. En algún momento habrá que desintoxicar la atmósfera para respirar mejor o seguir envenenados. Renovarse o enfermar. Los museos tienen menos relevancia cultural que los influencers y youtubers, el mundo se ha llenado de basura y la cultura "tradicional" se ha vuelto irrelevante. Vivimos en la cultura de la basura, de presentar cualquier creación del hombre como arte, mientras se produce una extinción masiva de la biodiversidad.
La relación entre la naturaleza y el ser humano se está perdiendo a un ritmo aterrador. Debemos luchar por establecer una relación sensible y equilibrada con nuestro entorno y el arte puede ser una herramienta para lograrlo. Los humanos debemos perder ese ego que se alimenta solo de nuestras propias creaciones.
¿Crees que es el momento de tratar de cambiar la forma en que se entiende la danza?
Definitivamente. Y no solo la danza, todas las artes y la cultura paternalista centrada en el hombre como centro de la cultura. Si no es el momento ahora, no creo que tengamos muchas más oportunidades de cambiar en el futuro.
Como artista, tu llevas varios años experimentando con la introducción de elementos biológicos en tus obras, ¿verdad?
Si se podría decir que hago bio-arte, aunque solo trabajo con plantas. Primero experimente con esqueletos vegetales, y algunos corales y minerales, para expresar que son sedimentos como la pintura y objetos totémicos que para mí se acercan al zen. Y después comencé una línea biónica y bio-magnética, en la que plantas vivas configuran la obra, pueden crecer en ella y ser transplantadas, generando obras vivas de ciclo circular, que reflejan el dinamismo de la realidad en la que vivimos, donde todo es instantáneo. La representación estática en la era audiovisual y digital es incapaz de saciarnos. Al introducir plantas vivas que flotan en fotografías y cuadros, recreo ecosistemas y la obra tampoco es 100% mía, comparto creación con otro ser vivo y genero una ventana-calendario, que se mueve, y además purifica el aire. Las plantas son en sí mismo tecnología punta, mejores que un robot.
Hemos empezado a ver exposiciones de arte de robótica, con instalaciones de leds, realidad virtual, y nos hemos olvidado de las plantas. Mi trabajo intenta romper con una iconografía estéril y sin vida, y generar una nueva admiración y entusiasmo por el mundo botánico.
¿Cómo influye en tu trabajo el hecho de que los elementos que utilizas para tus obras estén vivos?
Que soy medio jardinero y cuido más de 150 plantas, de más de 50 especies distintas en el centro de Madrid. He sustituido pinturas y disolventes por plantas, imanes y agua. Mi propio proceso creativo ha intentado volverse más sostenible. Y creo que los artistas tenemos que ser críticos con los procesos tradicionales para reinventarlos.
¿Dónde encuentras la inspiración para tu trabajo?
Puff!!! En tantas imágenes y melodías. Últimamente en muchos bailarines y bailarinas excepcionales con los que he tenido la posibilidad de trabajar, en el arte de las tribus africanas y la historia biológica y geológica de la Tierra.
¿Podría decirse que además de artistas eres un activista medioambiental?
Se podría decir. De hecho, no creo que en estos momentos esté ocurriendo algo más trascendental para todos los habitantes del planeta que el cambio climático y la extinción de la biodiversidad. Y no creo que ningún artista verdadero pueda en estos momentos concentrarse en representar su ego en vez de convertirse en un activista medioambiental.
La producción artística tiene que reconciliarse con una naturaleza masacrada y generar utopías como la danza biónica, una danza entre personas y árboles móviles, construir lenguajes inter-biológicos, que la ciencia no pueda desenmascarar al 100% es el verdadero Arte-Alien que hemos anhelado en todas esas películas donde exploramos el espacio. El ecosistema natural, se ha convertido en extra-terrestre para la mayoría de seres humanos y toda persona si quiere respirar un poco mejor, se tiene que convertir un poco en activista medioambiental, o entender su poder como consumidor responsable e informado, capaz de cambiar las cosas.
Las plantas son seres increíbles y la gente lo tiene que saber para mejorar su calidad de vida, respirar mejor y soñar mejor.
Y después del BIONIC Festival, ¿qué? ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Después de Bionic, pues más Bionic. Esto acaba de empezar. Tengo trabajo atrasado para ACME, la asociación de creadores de Moda de España, unas fotos para la fundación Ramón Menéndez Pidal, y un proyecto de consultoría oncológica y de radioactividad. Me gustaría tener tiempo para desarrollar más otros proyectos artísticos, como las Bionic Photos, espero poder publicar alguna sorpresa en 2018.
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